Copycat | REVIEW
Un relato emocional en clave felina.
Copycat es un juego narrativo desarrollado por Spoonful of Wonder, un pequeño estudio australiano, y publicado por Neverland Entertainment en Steam. Está disponible para PC, Xbox y PS5 y pone al jugador en la piel —o más bien, en el pelaje— de una gata doméstica enfrentada a una realidad cruel y conmovedora. Con una duración breve pero intensa, Copycat se aleja de las fórmulas convencionales y apuesta todo a una narrativa cargada de simbolismo, sensibilidad y crítica social. Ideal para quienes disfrutan de experiencias contemplativas y con mensaje. Salió hace algunos meses originalmente, pero desde el 29 de mayo de 2025 se publicó en consolas.

Una historia de despojo y pertenencia
La historia sigue a Dawn, una gata adulta que vive tranquila junto a su dueña anciana, Susan. Todo cambia abruptamente cuando Susan debe ser hospitalizada y la vida de Dawn se ve invadida por el sistema. Pero el verdadero golpe llega con la aparición de una “usurpadora”, una gata joven y carismática que ocupa su lugar y roba su identidad. A partir de ese momento, el relato toma un giro más introspectivo, desde la mirada de Dawn, que debe enfrentarse a la pérdida de su hogar, el abandono y la reconstrucción de sí misma.
Aunque la historia se cuenta en clave felina, es una metáfora directa sobre la vejez, la institucionalización y el olvido. El juego logra evocar emociones muy humanas a través de sus protagonistas animales, y no tiene miedo de tocar temas duros como la soledad, la muerte, y el valor de ser recordado.

Jugabilidad simple, pero efectiva
En cuanto al gameplay, Copycat se inscribe dentro del género walking simulator, aunque en este caso se trata más bien de un “cat simulator”. Las mecánicas son mínimas y están orientadas al movimiento, la exploración de entornos, la interacción con ciertos objetos, y algunas decisiones de diálogo que, si bien no cambian radicalmente el curso de la historia, matizan los sentimientos de la protagonista.
El juego se divide en capítulos cortos que avanzan de manera bastante lineal, permitiendo al jugador sumergirse sin distracciones en la narrativa y en el mundo interior de la gata. A pesar de su simplicidad, hay un trabajo muy cuidado en las animaciones y en los comportamientos felinos, logrando una representación muy creíble del movimiento y la percepción del mundo desde la perspectiva de un animal.
Diseño visual cálido y expresivo
Uno de los puntos más destacables de Copycat es su apartado artístico. El juego utiliza una paleta de colores suave, con tonos cálidos y una iluminación que refuerza constantemente el estado emocional de cada escena. Las casas, jardines y espacios públicos por los que se mueve Dawn están representados con una estética semi-realista que evita el exceso de detalles para enfocarse en lo esencial.
No es un juego que busque impresionar gráficamente, pero sí emocionar. Los pequeños gestos, las miradas de los personajes y los cambios sutiles en el entorno están llenos de intención narrativa. Se nota la mano de un equipo que priorizó el arte como herramienta de expresión emocional.

Un acompañamiento sonoro minimalista, pero potente
La música en Copycat es otro acierto. La banda sonora, compuesta por Daniel Elms, acompaña con delicadeza cada tramo de la historia. A veces casi imperceptible, otras más protagónica, siempre se siente conectada al estado anímico de Dawn. No hay grandes explosiones sonoras ni temas memorables, pero sí una presencia constante que genera atmósfera.
Los sonidos ambientales —el ronroneo, la lluvia, los pasos sobre la madera— están bien logrados y refuerzan la inmersión. No hay voces humanas en el juego, pero sí una narración escrita que acompaña con sobriedad y sensibilidad.
Rejugabilidad y duración
Copycat no es un juego que se preste a múltiples partidas. Su duración ronda entre 1 y 2 horas y está pensado para ser vivido como una experiencia única. Si bien hay pequeñas decisiones opcionales, la historia sigue una línea clara, por lo que el valor de rejugarlo radica más en la experiencia emocional que en los cambios concretos que puedan surgir.
Lo que sí deja es una marca. Como una fábula moderna, su mensaje queda resonando, y su forma de narrar desde el punto de vista de un animal es lo suficientemente original como para destacarse entre los títulos indies del último año.
Dificultad y accesibilidad
No hay dificultad en el sentido tradicional. No hay enemigos, ni retos mecánicos, ni puzzles complejos. Copycat se centra exclusivamente en la narrativa, lo cual lo hace accesible para todo tipo de jugadores, incluidos quienes no tienen experiencia previa con videojuegos. Cuenta con controles simples y compatibilidad con mando, lo que facilita aún más su disfrute en distintas plataformas de entrada.
El único aspecto a mejorar en este punto podría ser la inclusión de más opciones de accesibilidad visual o auditiva, algo que podría ayudar a ampliar todavía más su público.
Conclusión de CDF Gaming
Copycat es una experiencia breve pero profundamente conmovedora. No viene a revolucionar el gameplay ni a mostrar músculo técnico, sino a recordarnos que los videojuegos también pueden ser un medio poético, íntimo y emocional. Con una historia potente, una dirección artística sensible y una protagonista que, sin palabras, transmite más que muchos personajes humanos, este pequeño indie se gana un lugar entre los títulos narrativos más memorables del año. Ideal para quienes buscan una pausa reflexiva entre tanta acción y adrenalina.
Nota del redactor
8.5