El racing game está de fiesta.

Es muy loco pensar la trascendencia que ha tenido Hot Wheels en la cultura de los niños y adultos a lo largo de las décadas. Mi abuelo los conocía y disfrutaba, mi viejo los coleccionaba, y yo me sumé a ese mundillo desde que nací. Lo grandioso es ver cómo aún se encuentra sumamente vigente esa tradición, ya que continúa con la misma fuerza que hace 50 años. Claramente esto sucede porque la calidad del producto y la experiencia que ofrece la empresa es única y de máxima calidad. 

Hot Wheels nació en los años 60 de la mano de Elliot Handler, el fundador de Mattel. Desde entonces, con la idea de replicar autos reales en escalas pequeñas, su magia se ramificó por todo el mundo y no deja de crecer. Como todo bien físico coleccionable, la empresa ha colaborado con cientos de artistas y compañías ajenas al rubro, como Looney Tunes o incluso Star Wars, siendo estos algunos de los ejemplares más codiciados. También, más bajado a la realidad, trabajó en numerosas ocasiones con Ferrari o Porsche. Pero si debemos reconocer algo es que no se cansa de innovar con diseños extravagantes que nos hacen abrir los ojos como locos sin importar nuestra edad, ejemplificando con autazos como el Shark Bite o el bone Shaker. 

Los objetivos de Hot Wheels no quedaron únicamente en autitos, sino que también a lo largo de las décadas fueron transitando otros terrenos como el cine, las exhibiciones o incluso el armado de parques temáticos. Lo que a nosotros nos compete son los videojuegos y podemos afirmar que han salido al mercado muchos de ellos, el más reciente fue Hot Wheels: Unleashed, que nos ofreció la posibilidad de manejar unos cien vehículos alocados en pistas de juguete con físicas asombrosas. La experiencia que nos dejó este último fue bárbara y hoy, dos añitos después, ya contamos con la secuela. 

La nueva entrega viene con un apartado gráfico bastante similar al anterior, pero con unas cuantas mejoras. Los modelos de los vehículos son prácticamente idénticos a los originales, con sus texturas, colores, brillos y hasta sus imperfecciones en determinados casos. Los circuitos están ambientados en escenarios cotidianos como una habitación, una cocina o un garaje, donde los objetos comunes se convierten en obstáculos gigantes. En la obra pasada nos topamos con las pistas de volcanes, las jurásicas y otras tantas; en este, algunos de estos icónicos sitios se repiten, pero se suman nuevas como la estación de servicio o la zona de cowboys. Personalmente siento que le vendría espectacular el lavadero de autos con el ascensor que tanto marcó nuestras infancias. 

El sonido es importante en todo juego de autos y acá la desarrolladora Milestone hace un buen trabajo general. Los coches se sienten mayormente distintos, las patinadas, choques y rugidos de motores también tienen buena sincronía. El modo historia tiene doblaje al español, pero no de latinoamérica.

La papa caliente está en las novedades del gameplay. Si bien claramente aún el objetivo es cruzar el banderín antes que tus rivales, ahora en Turbocharged vas a poder acceder (y tus contrincantes también) a nuevas formas de conducción. Todo se transforma en carreras quizás más “agresivas”, ya que podés golpear a otros autos con golpes laterales o saltar -cosa que antes no estaba disponible-, aunque claro que te va a consumir recursos; en este caso, una porción de la barra de turbo. 

Las otras novedades atractivas están focalizadas en el apartado online. Esta secuela de Hot Wheels viene a reforzar el multijugador añadiendo nuevos modos, no solo carreras rápidas o competitivas, sino también otras tantas formas fruteras de disfrutar el juego con amigos o gente random, tipo Elimination, Clash Derby o Grab the Gears. Dicho sea de paso, se ha confirmado crossplay con todas las plataformas menos Nintendo Switch. Por último, si tu idea es armar pistas o diseños de autor, se han incorporado numerosas herramientas que facilitarán tu trabajo o permitirán expandir tus posibilidades de creación.

Hot Wheels Unleashed 2: Turbocharged es una continuación que toma en cuenta todas las lecciones aprendidas del primer juego y nos entrega un producto mucho más perfeccionado. Este es un homenaje muy honrado para Mattel que le hace verdadera justicia a las mañanas y tardes de diversión que tuvimos de niños con nuestros autitos. Ahora vas a llevar esas miles y miles de horas de juego, pero en las asombrosas pistas de la comunidad.

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