Un viaje al Japón feudal con tintes sobrenaturales.

Lanzado originalmente en julio de 2002 para PlayStation 2, Onimusha 2: Samurai’s Destiny es la secuela directa del exitoso Onimusha: Warlords, y fue desarrollado nuevamente por Capcom, bajo la dirección de Noboru Sugimura. Esta obra que llega remasterizada el 23 de mayo de 2025, se inscribe en un Japón feudal azotado por demonios (Genma) y conflictos de poder, mezclando acción, fantasía sobrenatural y una fuerte inspiración en el cine samurái. Aunque mantuvo la base del primer juego, esta entrega trajo consigo varios cambios estructurales en gameplay y narrativa, que lo convirtieron en una de las piezas más interesantes de la saga, aún hoy recordada con cariño por los fans del género hack and slash con toques de survival horror.

Una nueva historia de venganza y redención

La historia de Onimusha 2 se centra en Jubei Yagyu, un ronin basado en el legendario espadachín real Yagyū Jūbei Mitsuyoshi, quien regresa a su aldea solo para encontrarla destruida por las fuerzas del mal lideradas por el resucitado Nobunaga Oda. Con sed de venganza y empujado por un destino místico, Jubei se embarca en un viaje para detener la expansión del ejército Genma y enfrentarse a Nobunaga, mientras descubre que él también posee el poder Oni, una fuerza ancestral destinada a luchar contra el mal.

A diferencia del primer título, la trama de Onimusha 2 se expande mediante la interacción con múltiples personajes secundarios con sus propias motivaciones, lo que permite una historia más coral y ramificada. Esta estructura no solo da mayor profundidad narrativa, sino que habilita múltiples finales y escenas alternativas según nuestras decisiones durante la campaña.

Un gameplay que mezcla lo clásico con decisiones de rol

Para ser objetivos, a nivel jugable, Samurai’s Destiny mantiene la base de acción en tercera persona con cámaras fijas, combates en tiempo real, resolución de puzles, y elementos de exploración. Jubei puede usar espadas, lanzas, arcos y armas de fuego, y también acceder a poderosas magias elementales al recolectar esferas Oni. El sistema de combate sigue siendo fluido, aunque algo más dinámico que en la entrega anterior, gracias a las mejoras en la respuesta de los controles y al refinamiento del “Issen” (el ataque crítico activado con una esquiva precisa).

Uno de los grandes añadidos es el sistema de aliados: a lo largo del juego, Jubei puede entablar relaciones con cuatro personajes distintos (Ekei, Magoichi, Kotaro y Oyu). Dependiendo de cómo les hablemos, qué objetos les regalemos y nuestras elecciones de diálogo, podrán ayudarnos en distintos momentos del juego o desbloquear escenas exclusivas. Esto introduce una dimensión más estratégica, casi rolera, que da rejugabilidad y le aporta una frescura que el primero no tenía.

Apartado gráfico imponente para su época

Capcom dio un salto gráfico importante en esta segunda entrega. Los entornos prerenderizados están más detallados y variados, desde aldeas rurales hasta castillos demoníacos repletos de atmósfera y secretos. Las animaciones de los personajes principales son más expresivas, y el diseño artístico brilla especialmente en las criaturas demoníacas, muchas de las cuales parecen salidas del folclore japonés.

Jubei, interpretado mediante captura facial por el actor Yūsaku Matsuda (fallecido antes del estreno del juego), tiene una presencia potente en pantalla, y el modelado de personajes secundarios también muestra un cuidado notable. Si bien las limitaciones técnicas de la época hacen que algunas texturas hoy luzcan toscas, la dirección artística compensa con creces esos detalles.

Sonido y música: una combinación que potencia la tensión

El apartado sonoro está a la altura de las expectativas. Los efectos de sonido, como los choques de espadas o los gruñidos demoníacos, están bien logrados y ayudan a mantener la tensión en combate. Pero el punto más fuerte es la banda sonora, compuesta por Taro Iwashiro junto a la Orquesta Sinfónica de Moscú. Las piezas musicales combinan instrumentos tradicionales japoneses con arreglos orquestales para reforzar tanto la épica como el suspenso.

Además, las voces (en japonés e inglés) cumplen su función, aunque algunas actuaciones en inglés pueden resultar algo exageradas. La ambientación sonora en general contribuye a crear esa atmósfera oscura y mística que ya es marca registrada de la serie.

Rejugabilidad, dificultad y contenido adicional

Onimusha 2 ofrece una duración aproximada de 8 a 10 horas en una primera pasada, pero sus múltiples rutas y la posibilidad de entablar diferentes relaciones con los aliados invitan a repetir la experiencia. Cada compañero puede cambiar cómo se desarrollan ciertas misiones o incluso los jefes que enfrentamos, y algunos cofres solo pueden abrirse con su ayuda específica.

En cuanto a la dificultad, el juego mantiene un desafío equilibrado. Si bien algunos jefes pueden parecer fáciles, otros pondrán a prueba nuestra capacidad de reacción y uso inteligente de objetos y magias. Además, como en el primer juego, existe un modo de supervivencia (“Oni Spirits”) y recompensas desbloqueables para los más dedicados, incluyendo trajes alternativos y mejoras permanentes.

La innovación viene por una galería con 100 bocetos originales, autoguardado en momentos clave y un montón de minijuegos que le han agregado valor al proyecto.

Conclusión de CDF Gaming

Onimusha 2: Samurai’s Destiny es una secuela que supo expandir las bases de su predecesor sin perder identidad y es un placer tenerlo de regreso este 2025. Con una historia más rica, un gameplay refinada y un sistema de aliados que introduce ramificaciones argumentales, esta entrega no solo afianza a la saga como un clásico de PS2, sino que además marca el camino hacia experiencias narrativas más complejas dentro del género de acción. Si bien algunas mecánicas se sienten ancladas a su tiempo, el conjunto sigue siendo sólido y disfrutable incluso hoy. Para los fans del Japón feudal, los demonios y las espadas envueltas en misticismo, esta aventura sigue siendo un destino que vale la pena recorrer.

Nota del redactor

8.5/10

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