GHOSTRUNNER – REVIEW
Una pizca de cyberpunk, parkour y destrucción con mucha adrenalina.
Ghostrunner es un trabajo desarrollado en conjunto por los estudios One More Level, 3D Realms y Slipgate Ironworks. Cuenta con disponibilidad en PC, PlayStation 4 y Xbox One. También posee una versión en Nintendo Switch, pero lamentablemente sufrió un retraso a último momento.
La historia no explota de originalidad, es tan genérica como cualquier juego desde los años 2000 en adelante. Básicamente el usuario despierta luego de un aparente coma transformado en una suerte de cyborg con una agilidad extrema característica de un ninja profesional. Todo arranca con una voz resonando en la cabeza de este ghostrunner, quien luego descubriría que pertenece a El Arquitecto, responsable de dirigir la narración. Este último personaje junto a su socia Mara han sido los directores del proyecto que lleva el nombre del juego para equilibrar el orden y la paz de la ciudad donde se desenvuelve la historia. Pese a esto, Mara decide traicionar a su colega, desatar el caos y destruir todos los cyborgs, excepto uno (el jugador) que fue rescatado por The Climbers, la nueva resistencia. Ahora, con las instrucciones omniscientes de El Arquitecto y Zoe, otra de las activistas rebeldes, el objetivo del juego será frenar la tiranía de Mara, ahora bautizada con el título de Keymaker.
Analizando la jugabilidad, definitivamente está en el grupo destacado de la obra, tanto la velocidad en la que todo se desarrolla, como el perfecto manejo de los controles que inmaculadamente logra transmitir la sensación de ser el protagonista saltando desaforadamente entre las plataformas. Si vamos directamente a lo mejor que presenta Ghostrunner, es el desafío en sí, pues un simple disparo recibido, una caída mal calculada o un golpe no bloqueado terminarán con la vida del personaje. Por supuesto, morir será algo habitual antes de aterrizar en el siguiente checkpoint.
Como se mencionó previamente, la libertad de los controles y todas las animaciones de movimiento están muy aceitadas en todo sentido, hay un balance casi perfecto. Entre lo más divertido se resalta correr en las paredes, muy al estilo Call of Duty: Infinite Warfare, si cabe la comparación. Asimismo, una mecánica que acompaña al juego es la posesión de un botón para ralentizar el tiempo durante unos segundos con el propósito de esquivar algo o simplemente atravesar un espacio imposible en circunstancias normales.
El level design es variado, cada nivel se siente distinto al anterior y los enemigos suelen ser robots que disparan a corto o largo alcance, melee, etc. Una cualidad interesante es el estilo arcade, que al terminar una run arroja estadísticas del desempeño, ya sea mostrar cuánto tiempo se tardó entre el inicio y la finalización, cuántas veces se murió y si fueron recolectados objetos importantes y secretos escondidos.
Los gráficos están atados a un arte cyberpunk muy al estilo Deus Ex y la música electrónica retrowave o incluso futurewave es una linda combinación para saltar como locos con nuestro gancho arrasando a todos los cyborgs enemigos.
En conclusión, Ghostrunner es un juego muy atrapante no apto para todo el mundo, ya que su dificultad es un cuello de botella que a muchos les causará rechazo. No obstante, si sos un fanático de sagas como Dark Souls y morir mil veces no es un impedimento para captar tu atención, poné quinta porque estás ante un desafío digno para tus manos.