PROJECT WARLOCK 2 | PREVIEW

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Tu pastillita diaria de violencia, tiros y bichos al estilo de la vieja escuela

Con tintes retro, pero siempre bien recibidos, la compañía polaco-alemana Buckshot Software junto con Retrovibe ofrecen a la comunidad gamer la segunda entrega de su serie Project Warlock 2. Disponible desde el 10 de junio del presente año.

Realmente promete mucho con sus gráficos pixelados, acción trepidante y velocidad de vértigo, retrotrayendo las memorias a aquellas viejas épocas de juegos como Doom y Heretic que tanto nos impactaron a nosotros y a la industria per se. La presente review fue realizada en una PC de gama media y gracias a una versión preview de prensa obtenida por gentileza de la publicadora.

Simple, efectivo, mortífero

Project Warlock 2 forma parte de una serie de videojuegos ambientada en un mundo fantástico donde monstruos demoníacos asolan la tierra. Solo se puede confiar en el uso de la fuerza bruta y la pericia de un verdadero hechicero de batalla para reventar cuanto bicho se interponga.

El jugador justamente se ubica dentro de las sangrientas y duras botas de un hechicero-rambo que tiene un objetivo simple: rip and tear, como a un conocido marine le gusta decir. Para ello deberá acabar con reales oleadas de asquerosos demonios de toda forma y tamaño con un apetito insaciable de sangre y depravación, atravesando diversos y variados escenarios con la ayuda de poderosas armas y mortíferos hechizos que permitirán enfrentar a todo este pandemónium.

Paren el mundo que me quiero bajar

La entrega se centra en sus fortalezas como juego: velocidad, violencia, gore y más velocidad. El usuario al iniciar ya puede ver que hay tres hechiceros jugables con sus propias armas y habilidades de las cuales dos son desbloqueables a medida que se va avanzando en la historia. Al principio encarnamos a uno de los tres discípulos del hechicero original en la anterior entrega llamado Palmer, quien posee un enorme espadón, un rifle, una escopeta y un lanzagranadas, adicionalmente con una seguidilla de tremendas habilidades.

El juego se divide en tres episodios de seis niveles cada uno, en el que se deberá avanzar dándole bala y garrote a todo bicho que se encuentre y también buscando las llaves al mejor estilo fichín de los ’90 para abrir determinadas puertas. A medida que se va avanzando se irán habilitando las diversas armas y skills, aumentando a su vez la dificultad de forma progresiva, así como también la cantidad y diversidad de monstruos y escaseando aún más los alijos de munición, escudo y salud. Todo esto para enfrentar al boss de cada nivel que supondrá un duro desafío para los que busquen un paseíto por el parque.

Las mecánicas del juego, a diferencia de su anterior entrega, poseen mapas tridimensionales y verticalidad, que resaltan por sobre todo el dinamismo y velocidad de movimiento en donde el strafe y los saltos serán la única posibilidad que tendremos de sobrevivir. Pero lo interesante de esto es que mezcla estas mecánicas ya conocidas por los shooter de primera generación con aspectos de rol de la nueva, logrando así encontrar estaciones de mejora esparcidas a lo largo de los mapas que podremos utilizar para volver a nuestras armas más poderosas, teniendo un propio y pequeño árbol de habilidades, como por ejemplo volver a tu escopeta automática… o agregarle cinco cañones.

Good old-school

En cuanto aspectos gráficos, el juego claramente está inspirado en los diseños de entregas noventosas, dado que prevalece el diseño pixelart y un mix con el 3D del diseño de mapas. Los enemigos por su parte están ilustrados bajo un esquema 2D (no tienen profundidad, sino que como el Doom original son diseños planos que giran conjuntamente con la perspectiva del jugador), haciendo que la experiencia sea lo más retro posible, pero sin sacrificar estilo ni atractivo visual.

Esta entrega por demás no supone una gran exigencia para el sistema, mas no por ello hay que tirarlo a menos ya que el nivel de dinamismo, vértigo y acción están tan bien representados en el título que hacen sentir un nivel de inmersión muy interesante, acompañado por efectos de sonido espectacularmente nostálgicos que hacen respirar épocas anteriores, donde el modem hacia ruidito, los mouses tenían bolita, el Windows era 95 y todos los juegos se sentían nuevos, coloridos y vibrantes. ¡Más que recomendable!

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